He querido titular así este artículo parafraseando al libro de Richard Heinberg ( Peak Everything) porque nuestra civilización está implícitamente basada en un paradigma aberrante: en una Tierra finita, el crecimiento y, por ende, los recursos, han de ser ilimitados.
Así, nos encontramos con que ya hemos atravesado el cénit del petróleo en 2005; el del gas natural llegará en 2020; el del carbón en 2025 y, el del uranio ha sido en 1981. La escasez de uranio es acuciante habida cuenta que la producción mundial es inferior al consumo, habiendo de suplir esta diferencia con el plutonio de los misiles rusos y americanos que se desmontan por mor de los tratados de desarme; a modo de ejemplo diré que la minería del uranio produjo en el año 2005 108 millones de libras y se consumieron mas 150 millones de libras, y que su precio se duplica cada 18 meses.
Pero no sólo estamos esquilmando las reservas de combustibles fósiles; los minerales tampoco se libran:
Mineral/ Año del cénit
Mercurio 1962
Telurio 1984
Plomo 1986
Potasio 1989
Fósforo 1989
Titanio 1989
Selenio 1994
Circonio 1994
Renio 1998
Galio 2002
Cobre (aproximadamente) 2040
Ante este panorama, ¿ cuánto durará la fiesta?
Vuelvo a remitirme al mismo Heinberg y a otro de sus libros: The party is over.