
La involución de las especies.
La personalidad de cualquier político guarda rasgos ególatras, gregarios, manipuladores, sectarios..., hasta psicopatológicos. En su inmensa mayoría sólo ansían llegar al poder y mantenerse en él a toda costa.
Esta idea se resume a la perfección en una célebre frase de
Henry Kissinger " el poder es el afrodisíaco definitivo ".
Al fin y a la postre, la figura del político se reduce a la de un mero comercial que vende un único producto: un paraíso.
El problema viene dado cuando un incompetente, un necio, una medianía alcanza el poder y este sujeto, acomplejado y temeroso de verse eclipsado por el brillo de alguno de sus subordinados, se rodea de gente más inútil que él aún. España es un caso paradigmático de esta situación.
En efecto, sólo así se explica que personajes como Pepiño - " conceto " - o Pajín - " cónyugue " - hayan llegado a ministros, no saben ni hablar, éstos no eclipsan a nadie: incultos, lerdos, iletrados, inexpertos...el ubérrimo idioma español tiene muchos calificativos para gente así, mas cómo son se resume bien en un solo adjetivo: unos inútiles.
Los mercados financieros internacionales son perfectos conocedores de esta situación, como también lo son de que entes como la Sanidad, Seguridad Social, INEM, , y muchos ayuntamientos y autonomías, están quebrados, como también lo están muchas cajas de ahorro. Concretamente a una de las mayores de España, los constructores le deben 17000 millones de euros, y esta caja " solo " gana 3000 millones al año.
En conversación telefónica de urgencia y a llamada de Obama, Zapatero se comprometió en el mes de mayo ante éste a aplicar drásticos recortes presupuestarios, recortes que no llegan, ya que erosianarían aún más la escasa popularidad del gobierno y que, además, se quedan cortos. De aquí, de la inacción de este sujeto, nacen casi todas las dudas que nuestras finanzas despiertan en el exterior.
Somos un pez demasiado grande como para que nos rescate el barco de la UE, so riesgo de hacer zozobrar toda la eurozona, pero no para que nos rescate el FMI.
Éste nos enviaría a sus men in black, y los alojaría junto con sus PCs en un hotel de lujo madrileño. Desde ahí fiscalizarían hasta el último céntimo que gaste el manirroto ejecutivo español.
Lo han hecho en México, en Argentina, y perfectamente podrían hacerlo en España.
Por atorrantes, por irresponsables, pasaríamos a ser una economía tutelada. Perderíamos la parte de soberanía que aún conservamos sobre nuestras finanzas.
Ésta sería la herencia económica de ZP.
De la herencia política, mejor no hablar.